¿Qué es la Discapacidad Intelectual?

Muchas veces cuando hablamos de discapacidad intelectual tenemos en nuestra mente una imagen que tal vez diste mucho (para bien o para mal del concepto real al que se acerca su definición)

Para centrarnos un poco en el asunto se expone a continuación dicha definición, ésta representa del mayor acercamiento que ha existido hasta ahora al concepto de discapacidad Intelectual pero se trata de una definición abierta al cambio y en continua evolución con el fin de acercarse cada vez más a la realidad de estas personas,

Se prevé además que con el tiempo se termine eliminando definitivamente el concepto de retraso mental y sea formulada una definición que no deje abierta a la casuista de los factores externos a los que se puedan enfrentar dos persona con las mismas capacidades pero en diferentes ambientes,

Por otro lado hay que indicar que es además muy discutida por muchos expertos, ya que se trata de una definición muy larga y en muchos casos incomprensible para personas que no tengan conocimientos básicos cercanos al mundo de la discapacidad.

Después de todas estas advertencias pasamos a tratar de definir de la mejor forma posible y en base a  la definición oficial el concepto de discapacidad intelectual.

Esperamos que sirva para aclarar vuestras dudas.

Definición de discapacidad intelectual Según la Asociación Americana sobre el Retraso Mental (AAMR):

“...discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa que se manifiesta en habilidades conceptuales, sociales y prácticas. Esta discapacidad comienza antes de los 18 años.”

El desarrollo intelectual estará relacionado, según este organismo, con las siguientes dimensiones:

- Capacidades intelectuales
- Conducta adaptativa (conceptual, social y práctica)
- Participación, interacciones y roles sociales
- Salud (salud física, salud mental, etiología)
- Contexto (ambientes y cultura)

Esta definición mantiene los criterios propuestos en definiciones anteriores (1983 y 1992) es decir las limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual, en la conducta adaptativa y el hecho de que se manifieste en el periodo de desarrollo. Para poder aplicar esta definición, además es necesario partir de cinco premisas
1-     Las limitaciones deben presentarse en contextos y ambientes comunitarios típicos de los iguale sen edad y cultura.
2-     Una evolución valida a de tener en cuanta la diversidad cultural y lingüística y las diferencias en comunicación y en aspectos sensoriales, motores y comporta mentales.
3-     La limitaciones a menudo coexisten con diversas capacidades El describir las limitaciones es con el propósito de desarrollar los apoyos necesarios.
4-     Si se ofrecen lo apoyos adecuados el funcionamiento en la vida de la persona con retraso mental mejorará.
Como se puede comprobar este modelo teórico atiende a múltiples dimensiones algo que ya se había propuesto en 1992 como respuesta la reduccionismo y a la excesiva dependencia y confianza en los test para determinar el cociente intelectual,  además el diagnóstico ya no se basa en las incapacidades si no en las necesidades, es decir, se une evaluación con intervención teniendo en cuenta, además, los aspectos personales y ambientales  
Hay que añadir a todo esto que existe una clasificación de discapacidad intelectual atendiendo a los diferentes niveles o capacidades como medio de establecer los apoyos necesarios para el correcto desarrollo de las personas con este tipo de discapacidad.
Esta clasificación la podemos encontrar en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR). 

Estos niveles serían:

Retraso mental leve
Retraso mental moderado
Retraso mental grave
Retraso mental de gravedad no especificada.

Retraso mental/discapacidad intelectual ligera o leve. 

Se incluyen en la misma las personas cuya medida en C.I., sin llegar a 55 – 50, se sitúa por debajo de 75 – 70.
Acerca de ese tramo límite por arriba, en el DSM IV TR se indica que se podría diagnosticar discapacidad ligera con un cociente intelectual entre 70 y 75 si existe déficit significativo en  la conducta adaptativa, pero no cuando no exista.
Las personas con discapacidad intelectual ligera suponen, aproximadamente, un 85 % de los casos de discapacidad intelectual. Por lo general, suelen presentar ligeros déficits sensoriales y/o motores, adquieren habilidades sociales y comunicativas en la etapa de educación infantil y, con frecuencia, no se diferencian de sus iguales por los rasgos físicos. A lo largo de la enseñanza básica, suelen llegar a adquirir aprendizajes instrumentales y algún grado de conocimientos académicos.

Retraso mental/discapacidad intelectual media o moderada. 

En línea con lo comentado, se situaría en el intervalo de CI entre 55 – 50 y 40 – 35. En este nivel intelectual, las posibilidades adaptativas suelen verse muy afectadas en todas las áreas de desarrollo. 

Como grupo suponen alrededor del 10 % de toda la población con discapacidad intelectual.

Las personas de este grado suelen desarrollar habilidades comunicativas durante los primeros años de la infancia y, durante la escolarización, pueden llegar a alcanzar algún grado de aprendizajes instrumentales. Suelen aprender a trasladarse de forma autónoma por lugares que les resulten familiares, atender a su cuidado personal con cierta supervisión y beneficiarse del entrenamiento en habilidades sociales.

Retraso mental / discapacidad intelectual severa o grave:

Se sitúa en el intervalo de CI entre 35 – 40 y 20 – 25 y supone el 3 – 4 % del total de la discapacidad.
Las adquisiciones de lenguaje en los primeros años suelen ser escasas y a lo largo de la escolarización pueden aprender a hablar o a emplear algún signo de comunicación alternativo.
Las posibilidades adaptativas están muy afectadas en todas las áreas de desarrollo, pero es posible el aprendizaje de habilidades elementales de cuidado personal.

Retraso mental discapacidad profunda / pluridiscapacidad.: 

La mayoría de estos alumnos presenta una alteración neurológica identificada que explica esta discapacidad, la confluencia con otras (de ahí el término pluridiscapacidad que aquí se le asocia) y la gran diversidad que se da dentro del grupo.
Ello condiciona el hecho de que uno de los ámbitos de atención prioritaria sea el de la salud física.
El CI de estos alumnos queda por debajo de 20 – 25 y son el 1 – 2 % de la población total.
Suelen presentar limitado nivel de conciencia y desarrollo emocional, nula o escasa intencionalidad comunicativa, ausencia de habla y graves dificultades motrices.
El nivel de autonomía, si existe, es muy reducido. El cuadro supone un continuo que abarca desde personas “encamadas”, con ausencia de control corporal, hasta aquellas que adquieren muy tardíamente algunos patrones básicos del desarrollo motor.

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