Hoy os voy a contar una historia increíble, donde la
competitividad deja paso a la humanidad para cumplir un sueño. Ocurre en El
Paso, Texas. Los Thunderbirds, equipo de baloncesto de Coronado High School,
disputan el último partido de la temporada. Como cada día, Mitchell Marcus,
ayudante del club, se presenta a la hora señalada para echar una mano al
entrenador con los preparativos del encuentro. Pero esta vez, Peter Morales, el
técnico del equipo, tiene otros planes para él.
Mitchell es un gran aficionado al baloncesto y un
incondicional de los Thunderbirds. Desde muy joven tuvo claro que este deporte
era lo que más le gustaba. "Siempre pedía una pelota de baloncesto por su
cumpleaños", afirma Amy, su madre. Aunque Mitchell es muy importante para el equipo, no forma parte
de la plantilla, ya que tiene una discapacidad intelectual que hace que su
coordinación no sea tan buena como la del resto de jugadores. Sin embargo, se
ha convertido en el líder espiritual del equipo. "Siempre está por aquí
ayudando a los chicos y es una persona al que todos queremos mucho",
comenta Morales. Aunque su gran ilusión es jugar, Mitchell no dejar de animar a
sus compañeros y los ayuda a preparar los partidos. Su amor por el baloncesto
no tiene límites y es que a veces es muy difícil explicar las pasiones que
levanta el deporte.
Como decía, Peter Morales había pensado algo
diferente para él: "Tenía claro que
iba a jugar unos minutos. Estaba dispuesto a perder el partido si era
necesario. Tenía que ser su momento". A falta de un minuto y medio para la
finalización del encuentro y ante el asombro de la gente, el míster le sacó al
campo. "Todo el mundo pensaba que no iba a salir y cuando Mitchell pisó la
cancha fue un momento mágico. La grada comenzó a corear su nombre sin
parar", cuenta Morales entusiasmado.
Mitchell saltó al campo y se colocó cerca del aro. Sus
compañeros le pasaban el balón para que encestara, pero la pelota se negaba a
entrar. Fue entonces cuando la humanidad sustituyó a la competitividad y se
hizo realidad el sueño. Jonathon Montanez, jugador rival, le pasó la pelota a
Mitchell ante la sorpresa de los allí presentes: "Me educaron para tratar
a los demás como me gustaría ser tratado", afirmaba Montanez tras del
partido. Mitchell agarró el balón y encestó el lanzamiento desatando la locura
en el estadio. "Es algo que no olvidaré en la vida", dice su madre
emocionada. Los aficionados invadieron el terreno de juego y mantearon al nuevo
héroe, que a buen seguro, recordará esa canasta para siempre.
EL VÍDEO ESTÁ EN INGLÉS PERO LAS IMÁGENES HABLAN POR
SÍ SOLAS.
CARMELO PALACIOS DÍEZ